Al cumplirse el primer aniversario del Monumento Nacional Baaj Nwaavjo I'tah Kukveni - Huellas Ancestrales del Gran Cañón, la minería de uranio sigue siendo una amenaza potencial.

Por Jerónimo Vasquez, Supervisor del Condado de Coconino y miembro del Consejo de Liderazgo Hispano para la Conservación.

Hace un año, un soleado 8 de agosto, estada rodeado de un variado grupo de personas que celebraba un momento que estábamos esperando desde hace mucho tiempo. Tribus, defensores del medio ambiente, funcionarios electos, líderes locales y miembros de la comunidad estuvieron presentes en el evento en el que el presidente Joe Biden designó el Monumento Nacional Baaj Nwaavjo I'tah Kukveni - Huellas Ancestrales del Gran Cañón, el cual protegió casi un millón de acres de tierras públicas que rodean esta impresionante maravilla natural de nuestro estado y del mundo.

Con un valor cultural, histórico, ecológico, recreativo y económico incomparable, esta designación honró a las comunidades Indígenas que han llamado estas tierras hogar durante milenios. 

Cinco meses después de esta designación histórica, en diciembre de 2023, Energy Fuels Resources reanudó sus operaciones y comenzó la producción, extrayendo mineral de uranio radiactivo de la mina Pinyon Plain, ubicada a menos de seis millas de la parte sur del Parque Nacional del Gran Cañón y dentro de los límites del Monumento Nacional.

Supervisor Vasquez en la ceremonia de designación.

Aunque esta designación de monumento prohíbe la otorgación de nuevas concesiones mineras, la mina Pinyon Plain está exenta porque tiene un derecho existente válido según la anticuada Ley de Minería de 1872. Según la Oficina de Oficina de Administración de Tierras (BLM), hay aproximadamente 600 concesiones mineras activas ubicadas dentro de los límites del monumento que podría reactivarse, y cuatro planes de operaciones mineras aprobados que están ubicados dentro del Monumento; dos de ellos están totalmente operacionales.

La mina Pinyon Plain de Energy Fuels Resources es uno de esos sitios. Esta instalación no sólo está extrayendo mineral de uranio, sino que también ya comenzó a transportarlo a través del norte de Arizona y la Nación Navajo. El martes 30 de julio de 2024, una semana antes del aniversario del monumento nacional, camiones llenos de uranio viajaron desde esta mina cientos de millas al noreste a través de la Nación Navajo hasta el sur de Utah. El presidente de la Nación Navajo, Buu Nygren, reaccionó a lo que considera transporte ilegal y ordenó a la Policía de la Nación Navajo a que escoltara los vehículos de transporte fuera de sus tierras después de recibir un aviso de 30 minutos.

El condado de Coconino tampoco recibió notificación anticipada sobre el transporte de uranio por parte de Energy Fuels a pesar de un acuerdo de que todas las partes interesadas recibirían un aviso previo antes del inicio del transporte. El condado fue notificado, por parte del Bosque Nacional Kaibab, el día que comenzó el transporte el martes 30 de julio de 2024.  Si bien el condado de Coconino no tiene poder regulatorio sobre este proyecto minero ni autoridad para otorgar permisos, a la Junta de Supervisores le preocupa cómo las operaciones de esta mina podrían amenazar el acuífero Coconino y el acuífero Redwall-Muav, la principal fuente de agua para la Tribu Havasupai y la fuente de muchos manantiales dentro del Gran Cañón.

Aunque no tiene poder regulatorio ni autoridad en la otorgación de permisos, el condado de Coconino se opone tanto a la extracción como al transporte de uranio en el Gran Cañón y en todo nuestro condado. La Junta firmó una resolución reafirmando esta posición. Nos hemos opuesto a las actividades mineras de uranio desde 2008, hemos abogado por proteger a las comunidades, las formas de vida tradicionales, los paisajes, las aguas, las plantas y los animales de nuestra región, y hemos hecho un llamado constante a la limpieza de las más de 1000 minas de uranio abandonadas en la Nación Navajo que continúan amenazando salud y seguridad públicas.

Existen preocupaciones válidas sobre los impactos potenciales de esta mina, como el posible aumento del riesgo de contaminación de los recursos hídricos cercanos. Las actividades mineras de uranio del pasado han causado graves daños en toda la meseta del Colorado, especialmente en tierras de las comunidades Indígenas. Durante la construcción de la mina Pinyon Plain en 2016, el acuífero Coconino fue impactado y las muestras del lugar han demostrado que contienen niveles peligrosamente altos de arsénico y uranio en el agua.

Más recientemente, un estudio de la Universidad de Nuevo México publicado en julio de 2024 encontró conectividad entre el acuífero superior Coconino (C) y el acuífero regional Redwall-Mauv. Los hallazgos del artículo muestran que hay más preguntas que respuestas sobre la compleja hidrogeología del área y las conexiones entre las capas de agua subterránea.

Si bien reconozco la necesidad del uranio en la transición energética para reducir la dependencia de los combustibles fósiles, el “de dónde” extraemos este mineral es muy importante. Nuevas revelaciones sobre la conectividad de las fuentes regionales de agua subterránea nos obligan a cuestionar la necesidad de actualizar la Declaración Final de Impacto Ambiental publicado en 1986.

Existe una fuerte oposición con respecto a la proximidad de la mina Pinyon Plain al Parque Nacional del Gran Cañón, el cual recibe a casi cinco millones de visitantes cada año. La extracción de uranio en el Gran Cañón podría aumentar el riesgo de contaminación de los suministros de agua y los recursos culturales así como también podría amenazar una floreciente economía turística y de recreación al aire libre en la región.

Por ejemplo, según un informe del Servicio de Parques Nacionales (NPS), solo en 2022, los visitantes del Gran Cañón gastaron más de 750 millones de dólares en las comunidades locales, lo que generó casi 10.000 puestos de trabajo y 1.000 millones de dólares en producción económica. Al comparar las contribuciones a los ingresos, la creación de empleos y la longevidad de las empresas en el norte de Arizona, específicamente en el condado de Coconino, la industria del turismo y la recreación aporta mucho más que la minería de uranio, incluyendo la mina Pinyon Plain, la cual se estima que estará operativa por solo dos años.

El monumento nacional designado el año pasado promete desarrollar aún más la próspera industria turística y de recreación al aire libre en la región.

Con un abrumador 75% de los votantes arizonenses apoyando la designación de tierras públicas alrededor del Gran Cañón como monumento nacional, es hora de que los políticos arizonenses detengan sus ataques e intentos de revocar esta designación.

El Gran Cañón es demasiado valioso para explotarlo con la minería de uranio. Hay mucho en juego. Las preocupaciones válidas de las Tribus y los residentes de la región sobre los potenciales impactos ambientales y de salud deben ser escuchadas, y se deben tomar medidas para prevenir posibles nuevos desastres ambientales causados ​​por la minería de uranio.

En lo que respecta a la mina Pinyon Plain, el condado de Coconino sigue instando a todas las agencias reguladoras a nivel estatal y federal a implementar un control robusto de esta operación y trabajar juntos para garantizar que se cumplan todos los requisitos en la minería, extracción y transporte del mineral de uranio a través de nuestro condado. La Junta de Supervisores sigue abogando por la utilización de la mejor ciencia e hidrogeología disponibles para evaluar el riesgo potencial de las actividades de minería y transporte de uranio.

Ahora que el nuevo monumento nacional de Arizona cumple su primer año, insto a la comunidad a que muestre su apoyo a las Tribus que luchan contra los esfuerzos por revocar esta designación y a que alcen su voz para oponerse a la extracción de uranio, incluyendo la mina Pinyon Plain, en esta maravilla natural del mundo. Debemos proteger el Gran Cañón para las generaciones futuras.